lunes, 23 de noviembre de 2009

El lenguaje de la publicidad



La publicidad es una forma de comunicación persuasiva que pretende informar y, sobre todo, convencer a los destinatarios para que actúen de una forma determinada.

El lenguaje de la imagen y los textos en la publicidad tiene unas características propias:

  • La imagen, el color, la forma de las letras... llaman la atención rápidamente.
  • El texto del anuncio, el eslogan, está formado por frases breves, sencillas, fácilmente memorizables. Su misión es anunciar un producto o un mensaje e influir en el receptor.
  • El texto escrito es persuasivo: se utilizan los pronombres de segunda persona, construcciones imperativas, frases hechas, rimas, repeticiones, y otros recursos estilísticos.




La publicidad realza las necesidades de cada individuo

Las necesidades no se crean, sino que son propias de cada individuo, y la publicidad las realza para poder vender.

  • Necesidades básicas: también llamadas fisiológicas. Son el hambre, la sed, la necesidad de abrigo y sueño. Son las primeras que se buscan satisfacer.
  • Necesidades de seguridad: satisfacer la sensación de peligro.
  • Necesidades sociales: estar en grupo y relacionarse.
  • Necesidades del YO: autoestima, ser uno mismo.
  • Necesidades de autorrealización: cumplir con todos los objetivos que se tienen en la vida. Superarse.

La publicidad subliminal

Se considera publicidad subliminal la que presenta al consumidor un producto o servicio de manera que no es conscientemente percibida y lo lleva a su uso o consumo en ignorancia de las razones auténticas.






La publicidad subliminal consiste en utilizar efectos imperceptibles al ojo humano, o sonidos reproducidos o emitidos con baja intensidad, no percibidos de forma consciente, pero sí para el inconsciente, al punto de influir gravemente en las conductas del consumidor.

A veces los publicistas también utilizan a la competencia para lograr sus objetivos. Puedes comprobarlo en este vídeo.

http://www.youtube.com/watch?v=RAL6Y30YKzk


Otras veces no importan los medios cuando se trata de lograr un fin concreto:






La publicidad también es un arte

A veces se consiguen anuncios que reciben premios de carácter internacional y que pueden considerarse clásicos. ¿Con qué valores juega el anuncio que os presentamos a continuación? Veámoslo.




Análisis del lenguaje publicitario en televisión

Para analizar la estrategia que siguen algunos publicistas nos haremos cinco preguntas de partida:

  • ¿Qué decir?
  • ¿Cómo decirlo?
  • ¿A quién decírselo?
  • ¿Cuándo decirlo?
  • ¿Dónde decirlo?
Contestando a estas preguntas se diseña una estrategia publicitaria, es decir, la solución elegida para resolver el problema de comunicación de un anunciante. Para que sea acertada, los profesionales combinan la información oportuna, la capacidad creativa y la experiencia obtenida en otras campañas. Apliquémoslo al siguiente anuncio.

El lenguaje político

El lenguaje político no es la variedad lingüística propia de un grupo social, condicionada por variables de naturaleza sociocultural. Lo sociocultural no interviene en el “lenguaje político” como condicionante de la variación lingüística, sino como instancia del contexto pertinente en el proceso de producción e interpretación. Al referirse a los “niveles de lengua”, entre los que considera las lenguas especiales como variedades sociales, afirma Vigara Tauste (1992, pág. 13) que: “El hablante, como miembro de una determinada comunidad, está condicionado por variables geográficas y sociales mediante vínculos que podríamos denominar “de naturaleza psíquica y colectiva”, internalizados y asumidos independientemente de su propia voluntad individual. Los diversos niveles de lengua constituyen, pues, variedades de tipo supraindividual y acircunstanciales, subyacentes al sujeto hablante, cuya competencia depende directa y principalmente de ella”. Nada invita, pues, a considerar al lenguaje político como una lengua especial, puesto que ni es propia de un grupo ni se trata de variedades subyacentes al sujeto hablante. La “contaminación” de dominios léxicos (la inexistencia de un léxico propio o utilizado en un sentido diferente del común) en el lenguaje político impide, asimismo, tal consideración. En suma, no se trata de una “lengua especial”, objetivable en el eje diastrático[1], junto a las variedades científica, jurídica, humanística, deportiva… (de naturaleza asimismo discutible) sino como la actualización de un conjunto de técnicas, como la realización del lenguaje común en unas condiciones contextuales de enunciación concretas: hay modelos contextuales que, por su naturaleza, implican “usos especiales”[2] de la lengua, modos de acción concretos que conllevan productos lingüísticos específicos sin que intervengan condicionantes socioculturales sino de naturaleza pragmática: el uso del lenguaje en un contexto implica modos de uso “especiales” de modo tal que la estructura y los elementos de las situaciones sociales influyen en un nivel macroestructural en los procesos discursivos, en los que es posible aislar estructuras y estrategias textuales y conversacionales en un nivel microestructural cuya actualización (producción e interpretación) a través de modelos contextuales específicos constituyen la materialización de lo que provisionalmente— denominaremos lenguaje político.


[1] Cf. Ana Mª Vigara Tauste, Morfosintaxis del español coloquial, Madrid, Gredos.
[2] Habrá que precisarlo puesto que todo uso del lenguaje sería según esta perspectiva un uso especial.